Me llamo Mercedes Guillamón y soy pintora.
Nací en Barcelona en 1961 pero vivo en los Paises Bajos desde 1989.
Mi pasión por la pintura empieza cuando tengo tan sólo seis años. En tercero de EGB gano un premio por un cuadro realizado con colores Manley sobre papel para acuarela con el título ‘Un paseo por el bosque’.
A esa edad tengo ya mucha curiosidad por conocer las diversas técnicas y estilos pictóricos y ese interés no hace más que crecer con los años, particularmente mi fascinación por el Impresionismo francés.
A los doce años empiezo a imitar los trabajos de maestros como Monet, Manet, Cézanne, Degas y Van Gogh y a los dieciséis desarrollo mi propio estilo, primero con pintura al óleo y más tarde con acuarela.
Entre 1981 y 1987 entudio Farmacia en la Universidad Central de Barcelona. Durante mis estudios sigo pintando y en 1982 expongo mis primeros trabajos en una galeria privada en Barcelona. Mi segunda exposición tiene lugar en 1991, también en Barcelona.
En 1989 me caso con un holandés y emigro a los Paises Bajos. Tras el nacimiento de mi primer hijo abandono temporalmente la pintura para dedicarme en cuerpo y alma a la educación de mis hijos. Durante unos años, además de cuidar de mi familia, trabajo como profesora de Lengua Española con alumnos de primero, segundo y tercero de ESO en un instituto de Groningen, ciudad en la que vivo.
En 1996 me incribo en la Academia de Arte ‘Jan Koster’ y durante un año acudo a Pictura en Groningen donde aprendo a pintar con modelo.
En 2012 llama mi atención un estilo de pintura Zen japonesa llamada Sumi-e (tinta china sobre papel de arroz). Durante unos años tomo lecciones de Sumi-e tradicional en Groningen y en 2018 empiezo a desarrollar mi propio estilo. Desde octubre de 2022 expongo mis obras en diferentes eventos artísticos y galerias en todo el país y fuera de él.
Por qué Sumi-e?
Sumi-e es un estilo pictórico que data del siglo XIII. Es original de China y fué introducido en Japón por monjes Zen. En este tipo de arte, al igual que en otras disciplinas Zen, se desnuda la realidad para contemplarla en su forma más pura.
Cuando me pongo a pintar, tomo una hoja de papel de arroz, lo sitúo delante de mí y me concentro sólo en el papel, desviando así cualquier pensamiento que se interponga entre el papel y yo. Cuando consigo alcanzar el nivel de concentración requerido, aparece en mi mente la idea que quiero plasmar sobre el papel.
En Sumi-e, el pincel está considerado como una prolongación del propio cuerpo. Cada trazo es único e irreversible. Por eso es esencial tener el concepto de la composición que se quiere trasladar al papel muy clara en la mente. No hay espacio para correcciones porque el pigmento que contiene la tinta china, mezclado con el agua, es directamente absorbido por el papel. Por esa razón es muy importante estar completamente concentrado.
El aprendizaje de los trazos que el pincel debe realizar para pintar por ejemplo una caña de bambú, una flor, etc. está basado en una repetición continuada de dichos trazos hasta que la mente se sensibiliza al movimiento del pincel. A través de estos movimientos repetitivos se entra en un estado de meditación donde las imágenes que se quieren trasladar al papel fluyen de forma expontánea.
Después de haber estado años profundizando en la disciplina artística Sumi-e y en sus temas de studio, mi propio estilo ha evolucionado hasta convertirse en un estilo más libre, menos convencional que el que marca la tradición Sumi-e. Por eso, cuando hablo de algunos de mis trabajos, prefiero referirme a trabajos basados en la técnica Sumi-e en lugar de hablar de Sumi-e tradicional.
‘A mi edad pienso que los seres humanos tenemos que seguir evolucionando todos los dias en nuestro desarrollo, tanto físico como mental, si queremos mantenernos sanos y vitales durante muchos años. Sumi-e me ajuda en la búsqueda diaria de ese balance positivo tan necesario para seguir amando la vida’.